He tenido una mala experiencia pastoral. Cuando hablaba a las personas proponiéndoles que había que fijarse más en el contenido que en la literalidad, por ejemplo en el pasaje de la creación, alguien me ha respondido que él seguiría con la historia que había aprendido en su infancia. Aquí está el problema. Las personas de generaciones adultas y ancianas se aferran a los conocimientos y las historias que ellos aprendieron de “HISTORIA SAGRADA”.

Es preciso empezar o seguir anunciando la Buena Noticia, pero no las historias. Y eso, a todos los niveles. Vamos a pasar unos años de dificultad, porque esa historia del P. Astete, la tenemos muy entronizada en nuestra vida y en nuestra formación cristiana.

Yo veo que la mayoría de las personas que participan en los actos de la celebración, siguen con sus teorías y sus historias de la Biblia, sin actualizar ni descubrir los lenguajes literarios. Parece increíble pero siguen sin cuestionarse otra forma de leer la palabra muchas personas que han estado en colegios y escuelas con nuevas catequesis.

Es urgente que a todos los niveles se dé un mensaje desde una visión formada de la palabra. Lo importante no es seguir como estamos, sino dar una visión adulta, renovada, del Mensaje. Lo importante no es repetir la historia como nos las han presentado muchas biografías de Jesús de Nazaret que con sumo interés nos han descrito muchos autores muy famosos. Lo necesario es descubrir a Jesús vivo, presente, resucitado y actuando en cada uno de nosotros.

Los evangelios no nos narran la vida de Jesús literalmente sino con los estilos propios de entonces y con las formas de expresión de las primeras comunidades. Por eso, veo necesario el releer y ver la vida de Jesús y sus pasajes cada uno en su estilo.

Unos evangelios, meditados, reflexionados, por las comunidades primeras cristianas durante 20, 40 y 60 años, nos dan unos textos literarios que hay que entenderlos con su estilo y contenido. Por eso vemos que hay diferencias entre los cuatro evangelios, según la comunidad primitiva cristiana ha ido acogiendo e interpretando el mensaje dado por Jesús.

Para leer hoy a Marcos, Lucas Mateo y Juan, hay que tratar de entender la mentalidad y los estilos literarios de aquellos siglos.

Es preciso recrear y hacer visible una nueva imagen de Dios que responda al original que se nos mostró Jesús y sintonice con las ansias y exigencias de nuestro tiempo.

Gerardo Villar