Disurso de Francisco a la Curia
"La Iglesia siempre debe ser reformada", afirma el Papa, afectado de una fuerte gripe.
Bergoglio pide "idoneidad y sagacidad, ejemplaridad y fidelidad, respeto y humildad".
El Papa Francisco ha aprovechado su tradicional discurso a los superiores de la Curia Vaticano con motivo de Navidad para asegurar que "la reforma continuará con determinación, lucidez y resolución porque la Iglesia siempre debe ser reformada".
Además, Francisco ha lamentado que algunas de las 15 enfermedades que diagnosticó en su discurso del año pasado, como el "Alzheimer espiritual", la "esquizofrenia intelectual" o el "terrorismo de los chismes", se hayan manifestado este año "causando no poco dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas". "Tengo que afirmar que esto ha sido y será siempre objeto de sincera reflexión y diversos procedimientos", ha señalado.
Sin embargo, ha evidenciado que ni las enfermedades que sufre la Curia Romana, ni tan siquiera los escándalos "podrán esconder la eficiencia de los servicios con la que la Curia Romana con fatiga, responsabilidad, esfuerzo y dedicación ofrece al Papa y a toda la Iglesia". "Esto es una verdadera consolación", ha admitido.
En este sentido, ha señalado que sería una gran injusticia no dar gracias y animar a todas las personas "justas y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la Iglesia y al sucesor de Pedro el conforto de su solidaridad y obediencia, así como sus generosas oraciones.
Dirigiéndose a los queridos hermanos y hermanas presentes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice pidió disculpas por no poder hablarles estando de pie, puesto que desde hace algunos días - les dijo - está con gripe y no se siente muy fuerte. De modo que "con su permiso - añadió el Santo Padre - les hablo sentado".
El Pontífice manifestó su alegría por encontrarse con todos ellos para intercambiar las felicitaciones navideñas y por un feliz Año Nuevo, que extendió también a todos los colaboradores, a los Representantes Pontificios y, de modo particular, a quienes durante el año pasado, han concluido su servicio al alcanzar los límites de edad. Francisco también recordó a las personas que han sido llamadas a la presencia de Dios, a la vez que reiteró a todos ellos y a sus familiares su saludo y gratitud.
Tras recordar que en su primer encuentro con ellos, en 2013, quiso poner de relieve dos aspectos importantes e inseparables del trabajo de la Curia: la profesionalidad y el servicio; mientras el año pasado, afrontó algunas tentaciones, mediante el "catálogo de los males curiales" que podrían afectar a todo cristiano, curia, comunidad, congregación, parroquia y movimiento eclesial, Francisco afirmó que "algunos de esos males se han manifestado a lo largo de este año, provocando mucho dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas".
De ahí la necesidad de afirmar que esto ha sido, y lo será siempre, objeto de sincera reflexión y decisivas medidas, puesto que la reforma seguirá adelante con determinación, lucidez y resolución.
Sin embargo - prosiguió el Pontífice - los males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la Curia Romana, con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación, ofrece al Papa y a toda la Iglesia, lo que representa un verdadero consuelo. Y añadió: "Sería una gran injusticia no manifestar un profundo agradecimiento y un necesario aliento a todas las personas íntegras y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la Iglesia y al Sucesor de Pedro el consuelo de su solidaridad y obediencia, como también su generosa oración".
El Santo Padre también ofreció una lista - explicada - desde el análisis acróstico de la palabra "misericordia", como guía y faro, invitando asimismo a los responsables de los Dicasterios y a los superiores a que la profundicen, enriquezcan y completen. A saber: "Misionariedad y pastoralidad"; "Idoneidad y sagacidad"; "Espiritualidad y humanidad"; "Ejemplaridad y fidelidad"; "Racionalidad y amabilidad"; "Inocuidad y determinación"; "Caridad y verdad"; "Honestidad y madurez"; "Respeto y humildad"; "Dadivosidad y atención"; "Impavidez y prontitud" y "Atendibilidad y sobriedad".
Hacia el final de su alocución el Pontífice afirmó que "la misericordia no es un sentimiento pasajero", sino la síntesis de la Buena Noticia; es la opción de los que quieren tener los sentimientos del Corazón de Jesús, de quien quiere seriamente seguir al Señor".
Redacción Religión Digital, 21 de diciembre de 2015.