La Arquidiócesis de Rosario fue intervenida a finales de 2013 por supuestos manejos de fondos. Tras una investigación interna cuyos resultados no se conocen aún, el papa Francisco ha sacado de su cargo al arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, y lo ha promovido a un cargo en una comisión que se formará en la Congregación para la Doctrina de la Fe y que se ocupará de los eclesiásticos acusados de delitos graves.
Entre el 18 y 22 de noviembre y el 10 y 13 de diciembre del año pasado la Arquidiócesis de Rosario fue objeto de una "visita fraterna" del arzobispo emérito de Mendoza, José María Arancibia, por encargo de la Congregación para los Obispos. Se trató de un informe "in situ" encargado por el Vaticano sobre presuntas irregularidades en el manejo de fondos de la Iglesia y de maltratos a laicos y sacerdotes, que habrían ocurrido en la arquidiócesis.
El desenlace de esta situación se produjo ahora con la virtual remoción del cargo del arzobispo Mollaghan. Pese a que aún le restan 7 años para su jubilación en el cargo que debe abandonar, el movimiento de Mollaghan fue presentado como un ascenso por la agencia AICA. Sin embargo, se trataría de un caso de "Promoveatur ut amoveatur" o de "promoción para sacarlo de en medio", según la fraseología común para estos casos dentro de la Iglesia.
Mollaghan llegó al arzobispado de Rosario en 2005. Nacido el 2 de mayo de 1946 había sido consagrado obispo auxiliar porteño en 1993 por el cardenal Antonio Quarracino. En el 2000 fue obispo de San Miguel, en el Gran Buenos Aires, y en 2005 sucedió a Eduardo Mirásl en Rosario. Fue secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos y presidente del Consejo Jurídico de la Conferencia Episcopal Argentina.
Señaló la agencia AICA que su solvencia en el campo del Derecho Canónico era conocida y muy apreciada durante los siete años que trabajó en la curia porteña junto con el actual pontífice.