Quienes nos adherimos a este escrito somos cristianos pertenecientes a la Iglesia de Sevilla, que hemos vivido con desesperanza durante varias décadas la inercia, temores e intereses de un anquilosado aparato eclesial, que desvitalizó la experiencia de liberación y apertura al mundo que supuso en su momento el Concilio Vaticano II.
Ahora vemos con especial alegría que el Papa Francisco –inesperada gracia del Espíritu Santo-, rompe esta dinámica. Sus declaraciones y testimonio vuelven a impulsar una línea similar de humildad, misericordia, cercanía a los pobres, renovación de la Iglesia y sobre todo del mensaje de ésta al mundo, como la cercana y Buena Noticia que nos trajo Jesucristo.
Hemos esperado durante mucho tiempo, ver gestos y escuchar palabras de nuestras Jerarquías cercanos a la vida, sufrimientos y preocupaciones diarias de las gentes, que les ofrezcan esperanza y solidaridad sobre todo a los más marginados. Por el contrario hemos encontrado normalmente, posiciones pastorales trasnochadas y un moralismo alejado tanto de la vida como de la misericordia.
Es por ello que queremos hacer público el firme compromiso, desde la base del pueblo de Dios, de apoyar y defender en nuestro entorno eclesial el nuevo horizonte que nos abre Francisco, encaminado a fortalecer la vivencia amorosa de nuestra fe y a renovar la Iglesia para que se convierta en un sencillo instrumento al servicio de la Buena Nueva.
Texto respaldado por una relación nominal de 64 adhesiones.