A todas las personas interesadas en participar en nuestra carta al Papa Francisco.
Después de 13 borradores, te llega la carta al Papa Francisco. Queremos agradecer a todos los que habéis contribuido en nuestro muy estrecho margen de tiempo y por el respeto que habéis mostrado. Hemos considerado cuidadosamente todas las aportaciones y las críticas sanas que nos habéis ofrecido. Esta es finalmente la versión que enviaremos al Papa.
Nos satisface presentarte este documento, y sólo tenemos una pregunta: ¿representa esta carta en esencia lo que tú quieres decirle al Papa Francisco y a su Comisión Asesora?
Carta al
Papa Francisco,
Cardenal Giuseppe Bertello, Presidente de la Administración del Vaticano.
Cardenal Francisco Javier Errazuriz Ossa, Arzobispo Retirado de Santiago, Chile
Cardenal Oswald Gracias, Arzobispo de Mumbai, India
Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Freising, Germany
Cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, Zaire
Cardenal Sean Patrick O'Malley, Arzobispo de Boston, EEUU.
Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney, Australia.
Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras
A ... de Septiembre de 2013-09-13
RE: Petición de introducir este documento en el Orden del Día de la reunión de la Comisión Asesora los días 1 – 3 de octubre de 2013: Reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los fieles bautizados a tener voz efectiva en los procesos de toma de decisiones de nuestra Iglesia.
Querido Papa Francisco y Hermanos Cardenales,
Nuestra gran preocupación por la Iglesia Católica a la vista de sus muchas crisis nos ha llevado a colaborar en la redacción de esta carta, representando a millones de católicos de todo el mundo. Nos llena de esperanza saber que la governanza de la iglesia se discutirá en vuestra reunión de octubre, y pedimos respetuosamente que deis consideración primordial al reconocimiento de los derechos y responsabilidades de los bautizados a tener una voz influyente en los procesos de toma de decisiones de nuestra Iglesia.
Como vosotros, hemos experimentado la pérdida catastrófica de confianza en nuestra iglesia, debida a conocimiento global de los abusos sexuales de sacerdotes católicos y su ocultación por la jerarquía. Los abusos de poder en el banco del Vaticano, como también la dañina marginalización y desconsideración experimentada por los laicos son la causa de que muchos de nuestras hermanas y hermanos hayan abandonado el catolicismo. Nuestra Iglesia no parece ser capaz de leer los signos de los tiempos y así "la transmisión de la fe" a las generaciones futuras es cada vez un reto mayor.
Entendemos que los efectos destructivos del clericalismo es lo que subyace en el fondo de todos estos problemas. Apoyamos tu deseo, Papa Francisco, de eliminar el clericalismo de nuestra Iglesia para que seamos una comunidad de iguales, llamados por el bautismo a vivir y proclamar el Evangelio de Jesús. Todos los católicos tienen el derecho, innato por el bautismo, a tener voz efectiva y deliberativa en los procesos de toma de decisiones de nuestra Iglesia. La participación completa de la comunidad de fe está en concordancia con el Evangelio, la tradición de la Iglesia primitiva, y la visión del Vaticano II.
A este fin hemos recogido cinco áreas que reflejan las esperanzas y necesidades de sensus fidei:
1.- Una Iglesia que encarna en el mundo la hospitalidad radical de Jesús.
Papa Francisco, nos inspira tu compasión por los pobres y el deseo de justicia social como también tu compromiso personal de vivir más sencillamente. Queremos trabajar, como hermanas y hermanos, para construir comunidades libres de opresiones, violencia, hambre, pobreza, y la degradación de la creación de Dios. Pero nuestro compromiso con la justicia está en entredicho y con frecuencia se ve como hipócrita porque la injusticia existe dentro de la misma Iglesia. Esperamos que llegue un tiempo en el que todos los católicos puedan experimentar una iglesia renovada con alegría que en verdad ponga en el centro de su misión la hospitalidad y el respeto por la dignidad e igualdad de cada persona.
2.- Una Iglesia que acoge verdaderamente el diálogo entre sus miembros.
En Brasil, Papa Francisco, dijiste que "el diálogo, el diálogo, el diálogo" es la piedra angular de todo progreso humano, y estamos de acuerdo contigo. La libertad de expresión (incluyendo disentir con fidelidad cuando sea necesario), libertad de inquirir razonadamente, la primacía de una conciencia informada son vitales para la salud de nuestra Iglesia. Creemos que mujeres y varones profetas nos llaman continuamente a abordar las urgentes cuestiones teológicas, pastorales, sociales y ambientales de nuestro tiempo por caminos nuevos e ilusionantes. Desde este punto de vista, recomendamos que se vuelvan a reinstaurar a los teólogos/as, sacerdotes, y religiosos/as que, desde el Vaticano II, han sido censurados y/o sancionados por seguir sus conciencias. En segundo lugar, como han expresado tantos católicos de todo el mundo, creemos que la Visitación Apostólica de las Congregaciones Religiosas Femininas de EEUU y la investigación de la Conferencia de Liderazgo de Religiosas fue injusta y sin razón de ser. No puede existir un diálogo abierto donde hay miedo a acciones punitivas.
3.- Una Iglesia que reconoce la igualdad fundamental de sus miembros.
La enseñanza católica nos dice que todas las personas han sido creadas con igual dignidad a imagen y semejanza de Dios. Por tanto, las estructuras de la Iglesia deben reflejar esta realidad. Como toda la governanza de la Iglesia descansa exclusivamente en sacerdotes ordenados varones y célibes, esto excluye a la gran mayoría de católicos bautizados. Por tanto, recomendamos que se realice un estudio canónico de la viabilidad de unir la governanza al bautismo en vez de a la ordenación. Con respecto a los ministros ordenados, recomendamos que la identificación de la llamada se base en el discernimiento individual y comunitario de las cualidades del candidato, su espiritualidad, sentido pastoral, y formación religiosa, en lugar del género, la orientación sexual, o el estado de vida. Rechazamos la exclusión sexista de las mujeres de la participación completa a todos los niveles de la Iglesia. Del mismo modo, es inaceptable negar a nuestras hermanas lesbianas y hermanos gays el acceso a la participación completa en todos los aspectos de la vida de la Iglesia y su ministerio. Y es injusto ordenar a ministros casados varones de otras denominaciones cuando se rechaza aceptar a sacerdotes católicos que han dejado el ministerio activo para casarse.
4.- Una Iglesia con mayor participación de los bautizados en la governanza.
Para encarar las necesidades de nuestra Iglesia se requiere implementar sistemas colegiados y estructurados basados en:
• la participación de los fieles en la elección de los obispos y la duración de su mandato.
• la reinstauración del principio de subsidiaridad en los consejos parroquiales, los consejos pastorales diocesanos, y las conferencias nacionales de obispos.
• la inclusión de mujeres y varones laicos cualificados en puestos de liderazgo de la Curia.
La implementación de estructuras colegiadas promoverá una cultura de liderazgo de servicio transparente que orientará más globalmente a la Iglesia hacia el bien común.
5.- Una Iglesia que confronte y prevenga los abusos sexuales eficazmente.
El escándalo de los abusos sexuales de los sacerdotes sólo se puede superar cuando los obispos que facilitan o ignoran los abusos sean puestos a disposición de la justicia por las autoridades de la iglesia y civiles siguiendo protocolos vinculantes establecidos y ejecutados. La Iglesia Católica debe urgentemente examinar las complejas causas sistémicas que han dado lugar a este escándalo de proporciones globales y hacer todo lo que esté en su poder para prevenirlo en el futuro.
Para terminar, os pedimos una vez más que reconozcais los derechos y responsabilidades de los bautizados a participar en los procesos deliberativos de toma de decisiones de nuestra Iglesia. Estamos dispuestos a enviar una delegación al Vaticano para presentar y explicar nuestra propuesta. Esperamos vuestra respuesta pues, juntos, continuamos este importante diálogo para el bien de nuestra iglesia. Rezamos para que la sabiduría del Espíritu Santo esté con vosotros y vuestras deliberaciones.
Vuestras hermanas y hermanos en Cristo,
(lista de todos los firmantes, tanto individuales como organizaciones)
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Si tú, o tu organización, quieres firmar esta carta, por favor, remítenos la información que te solicitamos como muy, muy, muy tarde, el miércoles 18 de septiembre antes de las 10:00 h. hora del Pacífico de EEUU (en España, antes de las 21:00 h). Si puedes antes, mucho mejor, para poder organizar la información recibida.
Si aceptas la carta puedes responder sin más a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y enviarnos la información pertinente de los apartados que siguen:
• Si eres una organización de la Iglesia y tu grupo está de acuerdo en apoyar esta carta:
o nombre de la organización
o URL
o misión (objetivo) del grupo: 1 frase.
o nº total de personas del grupo
o región geográfica de los miembros del grupo
o composición del grupo, si es posible (católico, antiguo católico, sacerdote, religiosa/o, otra denominación cristiana, no cristiano).
• Si eres una persona individual que no representas a ninguna organización:
o tu nombre completo
o región del mundo
o personas de tu familia que apoyan esta carta
o tu condición: católico, antiguo católico, sacerdote, religiosa/o, otra denominación cristiana, no cristiano
En nombre del Comité redactor, agradecemos tu apoyo y tu pronta respuesta a esta carta:
Paul Collins (Australia);
Mary Ellen Chown (Canada),
Geoff Harris (South Africa),
Jose Maria Vigil (Latin America),
Didier Vanhoutte (France),
Christian Weisner (Germany), Chris Schenk (U.S.),
Rene Reid (U.S.),
Janet Hauter (U.S.)
Revisora honoraria: Martha Heizer (Austria),
Contribuidora: Deborah Rose-Milavec (U.S.)
NOTA.
Hemos enviado una carta de adhesión de la Asociación Feadulta,
pero también lo hemos hecho algunos a título individual...
lo mismo que puedes hacer tú.