Somos hijos queridos de Dios, sin importar el color de nuestra piel. Jesús nos anima a vivir sin miedo. Tener o permitir actitudes racistas es negar a Jesús y al Padre Madre Dios. Es hora de unirnos como verdaderos hermanos y acabar con esta injusticia, es hora de que todas las personas podamos vivir sin miedo.