El 19 de marzo, en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica se celebra la solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María, que un tiempo fue festivo; y el 25 de marzo es la solemnidad de La Anunciación del Señor. En nuestro país el descanso civil compensatorio correspondiente al festivo de San José se traslada al lunes siguiente (este año al lunes 23). Estamos pues, en los días intermedios entre esas dos solemnidades litúrgicas, un tanto desapercibidas...
Hoy cuando nuestro Planeta, que María y José habitaron hace unos 2020 años, se encuentra progresivamente invadido por un virus que nos tiene a muchos seres humanos en cuarentena sanitaria, me detengo unos momentos para dar una mirada a nuestro mundo en la situación que nos acontece aquí y ahora.
Por decisión de las autoridades civiles debemos permanecer en nuestras casas primero durante este puente festivo. Al escribir esto me surge un paréntesis… (“¡permanecer en nuestras casas”!!!... ¡Cuántos hombres, mujeres, jóvenes y niños(as) en nuestra ciudad, departamento, en el país, en nuestro continente y en el mundo ¡No tienen c a s a!!!). Los medios de comunicación naturalmente están concentrados en la pandemia del Coronavirus y muchos ejecutivos, profesionales, empleados, obreros… tienen orden de laborar en/desde sus casas.
Entonces me viene lo que dicen los relatos sobre José de Nazaret, quien, cumpliendo la orden imperial emprende viaje a Belén con su Esposa encinta; y no encontrando lugar en la posada tienen que buscar cobijo en una pesebrera… Allí nació Jesús, el tercer miembro de aquella Familia tan Humana…
En estos días de cuarentena, reforzada y prolongada por orden presidencial, nos vendría bien dedicar algunos momentos para meditar lo que dicen los evangelios de José con su familia en aquellas circunstancias nada fáciles… He aquí los textos: Dos del Evangelio según San Mateo: 1,16,18-25; 2,13-23; y cuatro del Evangelio según San Lucas: 1,26-38; 2,1-7; 2,21-40; 2,41-51.
Podemos elegir uno de estos textos, lo leemos, lo “rumiamos”, luego nos hacemos las preguntas siguientes respondiendo por escrito. Después tomamos otro y procedemos del mismo modo:
- ¿Qué me suscitan hoy estas palabras?
- ¿Qué me llama especialmente la atención?
- ¿Cuál es la sensación más relevante que me queda? La nombro y la describo tal como la siento.
- ¿Qué descubro o veo más claro sobre mí, y cómo iluminan mi vida estas palabras?
MAMC / 20.03.22