EL SILENCIO QUE GRITA
Emilio RodríguezComo el silencio tras el alarido,
así se enciende y sube en llamarada,
la voz del Hijo, rota y derramada,
a la busca del Padre, ahora escondido.
Después de la Palabra que, entregada,
consuela y reconstruye, aire encendido,
sonido sanador de viento herido,
revive la esperanza confortada.
De tanta sementera yo heredero,
la luz que se agazapa en lo siniestro,
me sirve de peldaño y de asidero
para buscar un reino que ya es nuestro,
guardado en lo interior, brota certero
del grito conmovido del Maestro.
Fr. Emilio Rodríguez, O.P.