ORACIONES para la EUCARISTÍA    

                             
 

 

                               cristianos siglo veintiuno
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Oraciones para la eucaristía

 

DOMINGO ORDINARIO 3 ciclo B

 

 

ANÁFORA

 

 

Realmente es justo y obligado que te demos gracias, Padre santo,

porque te has revelado tal como eres a Jesús de Nazaret.

Le has descubierto que eres nuestro Padre,

que no eres Dios que se complazca con sacrificios y sufrimientos,

que lo único que quieres es que nos llevemos bien como hermanos

y que todos sin excepción seamos felices.

Gracias, Señor, por esa buena noticia que nos ha legado Jesús.

Gracias, Padre, porque al igual que sus primeros discípulos

también nosotros nos sentimos movidos a seguir sus pasos.

Hemos oído su voz, Jesús nos ha llamado por nuestro nombre

y nos ha pedido que le sigamos.

Por todo eso, unimos nuestras voces a cuantos a través de la historia

se han esforzado por seguir los pasos de Jesús

y juntos entonamos en tu honor este himno de alabanza

 

Santo, santo…

 

Es momento de recordar y agradecer

cómo fue convocando Jesús a sus discípulos

para que recorrieran con él el camino que conduce a ti, Padre Dios.

Siempre fue por delante, dándoles ejemplo de oración continua, 

explicándoles con palabras sencillas

cuál era tu proyecto sobre este mundo,

y viviendo junto a ellos la experiencia

de una vida generosamente volcada hacia los demás.

 

El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan,

dio gracias, lo partió y dijo:

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;

haced lo mismo en memoria mía».

 

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:

«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre;

cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».

 

Recordando por tanto toda la vida de Jesús,

cómo soportó con entereza la muerte en cruz

y cómo lo acogiste finalmente en tus brazos como hijo,

te pedimos, Padre santo, que nos envíes tu espíritu 

para que esta pobre comunidad aquí reunida

y todos los que nos consideramos cristianos

nos decidamos a dejar a un lado nuestras barcas y redes

y siguiendo los pasos de Jesús, colaboremos contigo

en la inmensa tarea de hacer este mundo mas humano y más justo.

Acuérdate, Padre, de todos nuestros hermanos que descansan en paz.

Como Jesús nos enseñó, unidos estrechamente a él

y con la fuerza de tu espíritu,

queremos invocar tu nombre santo y rendirte un sincero homenaje

ahora y siempre.

AMËN.

 

Casiano Floristán

Luís Maldonado

 

 

Colecta

 

Dios, fuente de la vida.

Mira con ojos comprensivos nuestra humana fragilidad

y renueva el corazón de los aquí reunidos,

para que caminemos siguiendo las huellas de Jesús.

 

Ofertorio

 

Dios, esperanza de los que se arrepienten.

Cuida con bondad a quienes, respondiendo a tu llamada,

estamos en torno a tu mesa,

y haz que, uniendo nuestros corazones al ofrecimiento de Cristo,

seamos capaces de ofrecernos a nosotros mismos.

 

Postcomunión

 

Dios, fuente de la alegría.

Alimentados y renovados con la palabra de Cristo y con el pan de vida,

te pedimos que, como enviados a trabajar en medio de la vida diaria,

seamos diligentes en la construcción de tu reino.

 

José Lerga

 Traductor de las oraciones redactadas en Japón,

siguiendo la reforma litúrgica del Vaticano II

http://www.telefonica.net/web2/vidaensintonia/tonosorientales.html