LECTURAS   

                             
                              

                            

                             cristianos siglo veintiuno
ÍndicePágina Principal

 

 

Domingo 1º Cuaresma ciclo A

 

LECTURAS

 

GÉNESIS 2, 7-9  y  3, 1-7

 

 

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

 

La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer:

 

- ¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?

 

La mujer respondió a la serpiente:   

 

- Podemos comer de los frutos de los árboles el jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte".

 

La serpiente replicó a la mujer:

 

- No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.

 

La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia: tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.

 

Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

 

Es un resumen entresacado de los capítulos 2º y 3º. Su autor (al que llamamos "El Yahvista" porque suele llamar a Dios "Yahvé") se preocupa de la creación del hombre y de su condición en la tierra.

 

Ve que en el ser humano hay dolor y trabajo con esfuerzo. Ve, sobre todo, que hay una peligrosa tendencia al mal, a creerse dioses, a disfrutar de lo que le apetece contra la Ley de Dios.

 

Y construye este precioso relato para expresar todo esto: su mensaje es magnífico: Dios ha creado al ser humano. El ser humano es un viviente de la tierra, como todos, pero Dios ha puesto en él su espíritu, y le ha dado leyes para que viva. El ser humano desprecia esas leyes, creyéndose más sabio que Dios, y de ahí vienen sus desgracias.

 

Por supuesto, esto no es el relato de algo que sucedió. El ser humano no comenzó históricamente así, ni hubo nunca ningún jardín de Edén. Es un relato inventado por el Yahvista para mandar ese magnífico mensaje.

 

Al autor no le importa saber por pura curiosidad científica qué sucedió hace un millón de años: le importa saber qué es el ser humano, y expresa con este relato algo fundamental de su fe: con Dios, la luz y el orden; sin Dios, el caos y la desgracia.

 

Esta será una de las líneas argumentales más importantes de todo el Libro del Génesis, y aun de la Biblia entera.

 

 

 

ROMANOS 5, 12-19

 

Lo mismo que por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...   

 

Si por la culpa de aquél, que era uno solo, la muerte inauguró su reino, mucho más los que reciben a raudales el don gratuito de la amnistía vivirán y reinarán gracias a uno solo, Jesucristo.

 

En resumen, una sola culpa resultó condena de todos, y un acto de justicia resultó indulto y vida para todos. En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.

 

 

Pablo utiliza el texto del Génesis y lo desarrolla. Acepta el símbolo de Adán, el primer hombre, y presenta a Jesús como "nuevo Adán". De Jesús nos viene la nueva vida, la vida de hijos. Adán simboliza el hombre sometido al pecado. Jesús es el hombre Hijo de Dios, que triunfa del pecado. Por Él, por Jesús, todos podemos ser Hijos, vencer la tentación, entrar en El Reino.

 

Pero este texto es oscuro. Parece indicar que Pablo usaba el relato del Génesis teniéndolo por histórico, o aplicándolo como tal. En resumen, crea más problemas de los que soluciona.

 

Sugiero cambiarlo por Romanos 7, 5 y ss.

 

Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco.

 

Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena;  en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí.

En efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo,  puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero.  Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí. 

 

Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.

 

Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior,  pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros.

 

¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!

 

Es un texto en el que Pablo da una descripción magnífica de “la condición de pecador”. No veo lo que me conviene y, aunque lo vea, hago lo contrario.

 

A eso podemos llamar muy bien “pecado original”, eso que está en el origen de mis pecados, esa oscuridad que me hace confundir el bien con el mal, y esa impotencia que me hace elegir lo que no me conviene aun a sabiendas de que no me conviene.

 

Y es magnífico el final: ¿Quién me liberará de esa fuerza oscura que me mata? Jesucristo, el Libertador.

 

 

José Enrique Galarreta, S.J.