CON MOTIVO DE LA VISITA DEL
PAPA BENEDICTO XVI A VALÈNCIA
Los sacerdotes en parroquias populares y obreras, que formamos
“el
Grup de rectors del dissabte”,
queremos que la visita del Papa a
València,
con motivo del “V encuentro Mundial de las familias”, sea una
Buena Noticia para el Pueblo de Dios y para nuestro mundo, tan
deseoso de signos de esperanza.
Para ello necesitamos ser
confirmados en la fe por el sucesor y continuador de Pedro y,
también, queremos ayudarle a ejercer evangélicamente su propio
ministerio, de forma que alimente la esperanza y el amor.
Esperamos que el Papa CONFIRME:
Nuestro empeño
en evangelizar las distintas formas y situaciones de familia
que existen en nuestra realidad.
Para ello, le pedimos:
Ayúdenos
a saber acompañar también, compasiva y misericordiosamente, a
las familias monoparentales, a las familias rotas, a las
familias reconstruidas, a las familias del mismo sexo, a las
familias trasnacionales y a aquellas que viven alguna situación
de enfermedad, pobreza o especial precariedad.
Necesitaremos todo el coraje evangelizador para que, en las
nuevas formas de convivencia familiar, se pueda hacer la
experiencia del amor incondicional de Dios, Padre-Madre, que
lleve a toda la humanidad a vivir como la gran familia de hijos
e hijas de Dios.
Nuestra indignación
ante los procesos migratorios que causan tantas muertes y
sufrimiento a los hermanos más necesitados y sus familias.
Sentimos como crimen contra Dios Padre que cerca de 10.000
personas hayan muerto en nuestros mares en busca de un paraíso
creado por las ondas. Más en concreto, sentimos como vergüenza
que, bajo los puentes de nuestro río Turia y en lo más crudo del
invierno, hayan pernoctado y pernocten tantas personas
inmigrantes sin protección legal. Nos impresiona que sobre un
puente de dicho río se esté levantando ahora la grandiosa
plataforma en la que el Papa presidirá la Fracción del Pan o
Eucaristía.
Para ello, le pedimos:
Ayúdenos
a defender siempre la dignidad de toda vida humana, a denunciar
valientemente cuantas leyes, nacionales y europeas, denigren
dicha dignidad, y a que nuestras comunidades cristianas sean
siempre espacios de acogida y refugio para los pobres de la
tierra, a quienes se les niega patria y papeles.
Nuestra esperanza
en el final de la violencia que ha traído tanto
sufrimiento, especialmente a muchas familias. Queremos colaborar
con nuestra plegaria y esfuerzo para que toda la Iglesia de los
pueblos de España se sienta llamada a ser mediadora en el
proceso, tanto si se le requiere como si no.
Para ello, le
pedimos:
Ayúdenos
a que amanezca la paz, tan profundamente deseada por este país y
por todas las víctimas (en cualesquiera de las violaciones
sufridas) y que la Iglesia sepa ser siempre, entre las personas
y pueblos, artífice de reconciliación y de perdón.
Nuestra ilusión
en la ampliación de las
libertades civiles, siempre que
ello comporte
reducir los sufrimientos personales y colectivos.
Para ello, le pedimos:
Ayúdenos
a no tener miedo a la libertad ni a las situaciones en las que
la Iglesia tenga que buscar nuevos espacios de opción personal y
comunitaria, más allá de la protección de las leyes, y también a
testimoniar que sabemos caminar en la confianza y la libertad de
hijos e hijas de Dios, en una sociedad plural, multicultural y
secular.
Queremos, también, AYUDAR al Papa en el ejercicio del
ministerio petrino:
Queremos ayudarle en su compromiso por “liberar a la religión
de toda complicidad con el mercado”. Su reciente e impresionante
llamada en Colonia a la des-mercantilización de la religión
resuena estos días con especial intensidad ante la obscena
insistencia de los medios de comunicación sobre cifras, costes y
éxito previstos para el Encuentro de las Familias.
Creemos necesario subrayar que hay que ayudar al Papa a ser
coherente. No queremos que ignore que su visita está
convirtiéndose en un reclamo turístico y que se está
instrumentalizando mercantilmente al servicio de intereses
espurios a la fe y a la pastoral (algo denunciado en la
encíclica “Deus caritas est” nº 31).
Hagamos lo posible para que las visitas del Papa potencien la
sencillez y posibiliten la personalización de la fe, evitando,
en la medida de lo posible, la masificación y la fastuosa
espectacularidad que para este encuentro se adivina.
Queremos ayudarle en su compromiso por mantener la
autonomía de la Iglesia frente a cualquier opción política.
Al Papa le será fácil advertir las alianzas hegemónicas que se
están dando con la opción conservadora. Incluso su visita está
siendo negociada con desigual suerte con cada una de las
configuraciones políticas: mientras que a las fuerzas políticas
autonómicas y locales (de signo conservador) se les está dando
todo el protagonismo, a las autoridades estatales (que son de
otro signo) se les ponen trabas para colaborar o tener alguna
relevancia, bajo el pretexto de que forman parte de una fuerza
política “laica”, y pasando por alto el hecho de que en su seno
hay gran número de creyentes.
Aseguremos la libertad de la
Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda llegar sin
prejuicios a todos los seres humanos.
Queremos ayudarle en su compromiso por acercarse
compasivamente a los necesitados. Su encíclica
“Deus caritas est” ha abierto cauces para la presencia
solidaria de la Iglesia, como prioridad ministerial.
Muchos están empeñados en convertir su viaje en una visita de
poder y grandeza de Jefe de Estado.
Dejemos al Papa ser Papa.
Dejemos que se acerque a los excluidos que carecen de las
necesidades mínimas –a pesar de que el artificial escenario de
la València del siglo XXI se lo va a
hacer muy difícil-; y que los desplazados de sus tierras y
familias encuentren en él un defensor de sus derechos, para que
así, el pueblo experimente no la lejanía, sino la proximidad
real y afectiva del Pastor.
València.
Abril de 2006.
GRUP DE RECTORS DEL DISSABTE
http://www.eclesalia.net
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